2ª Parte, Cap 1, Introducción ( - Una Propuesta Decorosa., o "No hagas cosas malas que parezcan aun peores" ¿?- )
Como comenté en un principio, al inicio de mis relatos sobre lo sucedido, mi esposa Isabelle, y yo estábamos próximos a celebrar nuestro aniversario de bodas. Siendo ella una encantadora dulzura que para sus poco menos de cuarenta maravillosos años vividos y haber albergado dentro de su menuda figura la vida de dos hermosas criaturas, mantiene aún la grácil forma de mujer voluptuosa y sugerente hembra madura, apta para el amor ya mas pleno, y aunque alejada un poco de los estereotipos de las modas recientes y cuerpos que de talla cero, con su metro y pocos milímetros mas de sesenta lleno de armoniosas curvas sensuales, resulta incluso aun más atractiva para muchos de los hombres de nuestras edades que muchas de las chicas actuales.
Es en sumo ella una mujer de belleza encantadoramente madura, sin aquel interés por corromper su hermosísimo cuerpo con agujas de tatuadores., salvo por un hoyuelo que recientemente se hiciera en las cercanías de su ombligo para colocar un pequeño broquel que últimamente ha comenzado a usar ocasionalmente, no mas punciones en su cuerpo que las tradicionales que usan las mujeres como ella , que aún usan recurrir a un estilista o una clínica de depilación de vez en cuando tan sólo para mantener dentro del confín de los elásticos de sus pantaletas y trajes de baño, el rizado matorral de tonos rojizos que como claro señalamiento de la proximidad con el punto más intimo de su anatomía' con todo orgullo hacia su gloriosa feminidad cubre su evocador monte de Venus.
Aquel reducto amoroso de su feminidad consagrada a la maternidad y la fidelidad conyugal que desde que habíamos decidido unir nuestras vidas para formar una familia, había sido únicamente visto y visitado por mí, y que sin embargo, apenas unos cuantos días atrás, había estado a punto de ser descubierto ante los ojos de nuestros amigos para ser usurpado al menos con sus tan libidinosas miradas, y todo para "pagar" una abyecta y vulgar deuda de juego.
Habían pasado ya algunos días, cuando , supongo yo que, sin poder evitarlo ella tampoco debido a las tantas dudas e inquietudes que de seguro también habían comenzado a formarse dentro de sus cabeza., por fin se había decidido a intentar que de nuevo conversáramos sobre el tema. Por lo que buscó sacar el tema durante la semana., y aunque era ella y no yo quien había traído el asunto a colación para que lo habláramos, siendo totalmente honestos me resultó casi imposible superar mis temores para lograr sincerarme acerca de lo aparentemente sensual e incitante que, pese a todo me había parecido observar aquella falda caer hacia el piso delante de nuestros tres invitados y después verla siendo cargada por aquel hombre delante de mis narices para besarla cuando se despidiera de ella., y quizás por la extrema tensión que la desconfianza que ambos teníamos sobre nuestras diferentes posturas, el diálogo derivó en lo que casi podría haberse llamado una discusión cuando tocamos el punto.
Esto no me pareció justo. ella tan sólo terminó por decirme que se sentía un tanto incomoda de hablar conmigo al respecto de eso y otros determinados detalles, y que tal vez fuera mejor no comentar mas del asunto y pretender seguir con nuestras vidas como si nada de aquello hubiera jamás sucedido.
Sin embargo esto no fue así ni creí nunca que fuera posible pues, y aun cuando confieso que yo mismo durante mi quehacer diario de las labores de mi oficina, intenté apartar de mi cabeza la idea de aquel sujeto en tal cercanía que tenía con mi esposa a lo largo de la semana, me resultaba algo difícil de soslayar., y cuando, luego de casi un mes, por fin se acercó la fecha de nuestro aniversario., recibí la una llamada de Samuel para felicitarnos por la ocasión y decirme que para celebrar con nosotros, si no teníamos planeado nada, él había dispuesto que aparte de un poco más de trabajo excelentemente remunerado que de inmediato haría que me fuera entregado, también había pensado en que aceptáramos su invitación a cenar.
- ¿Qué dices hombre?... Mi mujer anda de viaje con uno de los niños, y el otro se puede quedar en casa de su tía... Así celebramos el viernes... No creo que Isa haya planeado una reunión familiar todavía., y el sábado ya ustedes se van a desayunar con los niños... Dile a tu señora que si quieren puede venir con Ricardo, Erick y su jefe para que la pasemos bien jugando algo o bailando...
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Mi Recatada Esposa.
2ª Parte, Cap. 2, 1ª Escena ( - Una Propuesta Decorosa., o "No hagas cosas malas que parezcan aun peores" ¿?- )
No siendo ingenuo del todo, aquella invitación me parecía sumamente curiosa y bastante menos que inesperada, ¿pero qué otra cosa podía yo hacer?. ¿Iba a negármele a la persona que me estaba ofreciendo además de "ayuda desinteresada" y trabajo, amén de una cena en nuestro honor?...
Bien sabía yo en cuanto colgué la llamada con Samuel aquel día, que de seguro tanto el súbito interés en favorecerme con más trabajo, como aquella invitación a cenar acompañados de mi esposa, como la clara alusión a lo de jugar y bailar, se debían más a las cosas que seguramente alguno de los invitados a nuestra casa para celebrar mi cumpleaños le habría contado ya para esos momentos que otra cosa.
Al menos - pensé para mí- había tenía la deferencia de ser cortés al invitarme de caballerosa manera y durante la conversación preguntarme cómo lo habíamos pasado en aquella ocasión en que no lo había yo invitado, en vez de como cualquier otra persona vulgar de seguro lo habría hecho, decirme que ya se había bien enterado del nivel que habían tomado las cosas luego de las primeras copas. Aunque con todo y todo le dije que me encantaría decirle a Isabel y llamarle para ponernos de acuerdo mas adelante durante la semana.
No podía decirle ni a él ni a nadie, ni muchos menos a mi esposa, que pese a lo mucho que me mortificaba repasar el día de los hechos, y con el transcurso del poco tiempo que había pasado desde entonces a la fecha recapacitar la forma en que tanto mi Isabelle por su parte y yo por la mía nos habíamos comportado. Por alguna inquietante razón, en las noches luego de aquel incidente, poco a poco entre sueños había comenzado a hilvanar el recuento de lo sucedido, y había empezado a parecerme inquietantemente placentera tanto la situación ocurrida como sus posibles implicaciones morbosas. A grado tal que pese a la antipatía que sentía por aquel negro sujeto cubano, en mis sueños rememoraba la manera en que se había atrevido a cargarla delante de mí, casi tanto como perversamente haber disfrutado la baladí conversación que entre ellos tuvieron después de que sin importarles que yo me hubiese hallado presente, Erick la había estado azuzando no solo con la intención de que se desvistiera para poder observarla como nadie con la excepción de su marido anterior o algún novio la había visto antes casi o poco menos que desnuda.
Pero no fue hasta uno o dos días más tarde, cuando con la cercanía de la fecha yo volví a darme cuenta de que las cosas no habían quedado grabadas en nuestras cabezas nada más para lidiar como pudiéramos con ellas. Erick por fin me llamó y luego de alguna plática extremadamente superflua acerca de cosas sin la menor importancia, de repente me reveló que efectivamente, aunque entre él y Ricardo se habían prometido no hacerlo por respeto hacia mí, sin querer habían contado a Samuel acerca de la reunión y lo que habían comentado al respecto. Y cómo si la situación no se hubiera dado de la manera en que finalmente se dio, cuando por fin habían conseguido que Isabelle, se quitara la falda para dejarla en calzones delante de ellos, si el niño no hubiese llorado y yo estado presente de alguna manera aunque fuera en el piso de arriba, el mismo Ricardo le había dicho a Samuel en vez de haber detenido las cosas pidiéndole que fuera al refrigerador para alejarla del negro, sin duda alguna este se le hubiera abalanzado encima para poseerla allí delante de ellos.
...¡Pues le hubieras dicho a Ricardo que la hubiera dejado Erick!- Sorprendido incluso de mí y movido por una desconocida e inquietante oleada de celos confundidos con la ignominiosa sensación que me hizo respirar rápidamente, después de semejante atrocidad, le aseguré que de seguro aunque nuestra amistad se hubiera visto seriamente comprometida en el momento en que ellos hubieran dejado al negro que la ultrajara, probablemente yo tampoco se los habría reprochado.
Simplemente luego de que me dijo que no exagerara me zumbaban hasta los oídos cuando terminé de decirle de nuevo
Es que si te pasaste de vivo Erick., no es excusa que me digas que estabas borracho. Imagínate lo que hubiera pasado en mi casa con ese negro mugroso tratando de violar a Isabelle allí mismo delante de ustedes... -
- Bueno si, pero no exageres, ¿cómo crees que iba a violar a tu mujercita?... Ella también ya andaba medio tomada pero no la obligué a que hiciera nada o se quitara la falda... Yo sólo le dije y ella aceptó porque tú no le dijiste que no ... Pero te aseguro que no vuelve a pasar... ¡ A menos que me invites de nuevo o a Samuel y a aquel tipo y nos dejes ahora a solas con ella un buen rato y te lleves a los niños a cenar o ver una película mientras para que no nos estorbes!... - Terminó de decir antes de soltar una tremenda risotada.
"¿Qué más podía decirle?". - Así había sido Erick siempre.... Insensato hasta el final de sus días.- Me quedé pensando luego de que colgáramos.
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Mi Recatada Esposa.
2ª Parte, Cap. 2, 2ª Escena ( - ...Creo que empiezo a entender "¿las mujeres son las de la intuición?" - )
Así las cosas, después de aquel par de llamadas y comunicarme con mi esposa para informarle de la invitación a la que no había podido oponerme., tal como dije también al principio, al respecto de que aun siendo Isabelle habitualmente una mujer reservada desde aun antes de conocernos, que a lo largo de nuestra relación y salvo por algunos de aquellos tentadores panties transparentes con los que a veces me regalaba cuando según ella me lo merecía, casi siempre había preferido usar ropa íntima muy femenina y elegante pero recatada., y hasta que recientemente ella comenzara a cambiar de forma de vestir y comprar lencería nueva y más provocativa, para mí se había distinguido especialmente el delicado jueguito de tentadora lencería blanca con portaligas que usara durante el día de nuestra boda y en rara ocasión le había vuelto a ver puesto. Por lo que sin duda se podrán imaginar mi sorpresa cuando después de aquella alocada reunión y semanas de irresoluta agitación, en la noche que veríamos a Samuel para compartir un trago en conmemoración por nuestro aniversario de bodas al estarse arreglando para salir, de pronto la escuche maldecir:
¡Me lleva!... ¡Ya se jalaron!... - Refiriéndose a las pantimedias que acababa de hacerles un agujero mientras se vestía e intentaba ponérselas.
Razón por la cual, al escucharla lamentarse cuando terminaba de afeitarme el exceso de barba de las cinco de la tarde, al salir del sanitario volteé a mirar hacia el vestidor para ver qué le pasaba, tan sólo para encontrarla de pie cerca del espejo, parada casi a mitad de nuestro cuarto sosteniendo la estropeada prenda entre sus manos y cubierta, si puede llamarse así a eso que tenía puesto cuando la vi tan sólo ataviada con unos pequeñísimos panties blancos. La prenda era de esas con brevísimo panel frontal y delicada tira de encaje para cubría la costura del resorte de la cintura. De ambos lados surgían un par de cintillas, también en color blanco, que anudadas en sendos moñitos llamativos aparecían sobre sus caderas y servían para mantenerlos en su sitio, uniendo la parte delantera con el virtualmente transparente pedacito de tela que cerraba la prenda por la parte de atrás., y que me fue posible observar a través del espejo.
-P-p-ensé que ibas a ponerte otra cosa...- Agitado al ver lo transparente que resultaba la prenda, mientras que por la parte trasera, como si prácticamente estuviera desnuda aparecía totalmente visible la modesta e inequívoca separación de sus glúteos y al frente poco o de nada servía el material por ocultar a la vista el oscuro matorral femenino de su intimidad, que con la sola excepción de algún par de románticas florecitas bordadas de lencería que lucía cerca de las esquinas de la bondadosa creación de diáfana tela, delicados resortes cubiertos de sutiles encajes y un moñito adornado con una nacarada cuenta en su centro, de forma absoluta resaltaba su pubis. Era así la incitante prenda de alta costura, no por accidente, sino porque así había sido pensada y diseñada, con el único fin de enmarcar entre los bordes blancos de sus elásticos la incitante espesura de los vellos que la adornaban e intentaba inútilmente de contener.
Aparte de transparente y exigua, la diminuta prenda por el borde superior de su elástico, dejaba escapar buena parte de los castaños rizos hacia mis ojos mientras la veía, justo antes de que forzándome a apartar la mirada de aquel punto, por fin reparé bien en lo obsequioso del portabustos que la acompañaba, y que a diferencia de los sujetadores que Isabelle usaba habitualmente para cubrirlos, sus voluminosos pechos de señora madura parecían estar próximos a querer desbordarse por encima de las copas del escote de éste.
...No., te dije que si te portabas bien conmigo me compraras la tanguita que te había gustado para que me la pusiera pero como ya luego no me dijiste nada... - Interrumpió mi contemplación de la forma en que los delgados breteles de su brassiere tan sólo como por obra de magia más que por un simple principio de la física y la resistencia de los materiales, daban la impresión de hallarse al borde de sus capacidades para no reventarse de un momento al siguiente. Y de la tan ajustada tirantés que el peso de sus pechos transmitía hacia los hombros al soportarlos dentro del limitado confinamiento de aquel par de medias capuchas que ciñéndose al contorno de la apetecible e inmaculada tersura de estos, al frente se unían entre sí por un inicuo tensor modosa y discretamente adornado con un detalle floral. Aunque no hubiesen querido lucir tan imponentes, con los tensos breteles que resistían toda la carga pegados prácticamente a los costados del cuerpo de mi mujer, ya más cerca de sus axilas que de sus pechos altivos, hacían semejar a las copas del sujetador con dos alucinantes balcones de tela dispuestos para magnificar aun más a aquellos senos turgentes y henchidos de sensualidad femenina, que seguros estaban de su amplia e incluso por demás insolente belleza.
-¿Crees que me vea bien en liguero o mejor que con pantimedias?... Estas que se me corrieron eran las ultimas que tenía y no creo que tengamos tiempo de ir a comprarme unas nuevas o lavar otras...- Por fin terminé de salir de mi embobada contemplación, al escucharla que me preguntaba.
"¿Qué te veas bien en liguero?"... "¿Pues como que te veas bien en liguero?"... "O, ¿como que verte bien para que?., ¿ o para quién?"- Casi le cuestiono enseguida, apartando la vista de su cuerpo para dirigirla a sus ojos al intentar contestarle que aquella pregunta no venía al caso ya en ese momento. Pero en vez de ponerla en aprietos sucintamente le sugerí que fuera sin medias. A lo que ella me contestó diciéndome que no quería ir con las piernas descubiertas.
Simplemente aquello de preguntar y tanto comentar sobre la imposibilidad de ponerse otra cosa como no fuera un portaligas no era algo habitual en ella y yo lo sabía, tanto como que aparte de conocer el entorno en que ahora esta reunión se daba luego de cómo había terminado aquel encuentro anterior entre ella y su jefe con nuestros conocidos, y saber ya de sobra al dedillo que así como aquellas ropas que Isabelle había decidido ponerse, bajo circunstancias normales tampoco le resultaba necesaria a ella mi impresión al respecto para terminar de vestirse, a no ser que, como yo y cualquier otro marido, novio o amante con dos dedos de frente, haya sentido crecerle ápices en la cabeza en algún momento de su relación con una mujer al intuir que esta no era sincera, estuviera pensando que había otras posibles causas disfrazadas bajo de aquel interés por conocer mi opinión. Y en cambio casi me parecía que lo que en realidad pretendía era disminuir algún sentimiento de ansia combinada con culpabilidad por querer vestirse de aquella manera.
-Bueno sí, aunque creo que tus piernas desnudas se ven de lo más sexy, también nada mas de pensar lo que junto con tu liguero y las medias llevarás puesto debajo durante la noche sin que Samuel ni nadie más se lo imagine cuando te vea., me hace que te veas más sensual desde este momento cosita. - Opté por animarme a decirle siguiéndole el juego mientras ella, pasando cerca de mí se dirigía hacia su vestidor en busca de lo que se pondría. Y después de ver pasar tan insinuante dechado de belleza y encantos justo al lado de mi persona y seguirla con la mirada una vez más, me dispuse a buscar mi loción.
Apenas un par de minutos más tarde, supongo que debido a cierta incomodidad que le causaba en aquellos instantes con mi cercanía, en vez de haber escogido el conveniente amparo de nuestro vestidor para ponerse las prendas, cuando salí del baño nuevamente, encontré a Isabelle de espaldas a mí, en medio del cuarto sin percatarse de mi presencia, por lo que ni siquiera me atreví a hablar mientras que lleno de excitación, enseguida de verla abrochar la fornitura alrededor de su cintura y girarla hasta que usando el ombligo para alinearla sobre su cuerpo, observaba como después de acomodar parte del borde elástico de sus medias sobre la pequeña gomita, en las cuatro ocasiones que lo hizo engarzó aquellos botoncitos ahulados dentro de los plateados clips metálicos, e inclinarse enseguida a buscar sobre el taburete sus pantaletas para volver a ponérselas antes de titubear indecisa.
Y conmovido por la delicadeza del momento tan íntimo que sin lugar a dudas transcurría entre aquella sensual prenda y su angelical feminidad, no pude más contenerme cuando en vez de volver a ponerse los panties como yo suponía que haría a continuación, la observé calzarse los altos zapatos que llevaría puestos durante la noche para elevar su estatura y proyectar aun más aquel suculento trasero bajo el vestido que junto con aquel par de tacones usaría., y rompiendo el encanto de mi silencio le dije que me fascinaba volver a verla que usara medias y liguero.
...¿Y tú que haces ahí de metiche?... ¡Mirón!- Sintiéndose sorprendida por mi comentario e inoportuna presencia, con las medias y el ancho liguero ya puestos pero los panties transparentes colgando de una mano mientras se miraba al espejo, por lo que sin decirle palabra me quedé parado observándola a ver que otra cosa hacía o me decía., hasta que luego de voltear a mirarme con una expresión de complicada indecisión e inseguridad dibujada en su rostro usualmente sereno y confiado, se aventuró a preguntarme:
- ¿No se me ve muy grande el trasero con esta cosa?... No quiero parecer una vaca o yegua con arzón... -
- ¡Por Dios Isabel... Claro que no!- Con la exaltación que de pronto se apoderó de mí al observarla con detenimiento en toda su radiante hermosura y regodearme con la imponente visión de la forma de pera de su trasero oprimido tenazmente por el limitado cinturón de la femenil fornitura confeccionada con alguna de esas misteriosas fibras de Dupont y anchas bandas elásticas también de color blanco que además de conferir un aspecto más sobrio e irreductible al portaligas, con determinación se marcaban sobre la palpitante carne de sus amplios glúteos, en todo el trayecto que recorrían desde las costuras que unían a estas con la singular prenda a través de la desigual geografía de su piel ya madura hasta llegar al remate que retenía en su sitio los broches metálicos a los que se aseguraban las medias por medio de aquellas comedidas gomitas circulares de latex.
-¿Seguro que no?... Sabes que pienso ponerme sólo un vestido encima y no quiero que Samuel o Tom...om...-
-¡¿Tomás!?...- De inmediato la interrumpí en cuanto descubrí el nombre que iba a decir. Y sobrecogido por la insospechada incomodidad que me producía volver a escuchar ese nombre, le volví a preguntar:
...¿Tomás?. ¿Él que tiene que ver en esto?... ¿Ahora vas a decirme que Ricardo y Erick también están invitados con Samuel?...-
-No, Ricardo no está invitado por que creo que tenía que salir con su hija... Pero pensé que Samuel te había dicho cuando te invitó. Yo le pedí que invitara a Tomás a tomarnos la copa con Erick y si después quería que fuéramos a su casa o viniéramos a jugar dados...- Soltando más megatones de los que cayeron sobre Hiroshima hace mas de 60 años, me dejó abrumado al escuchar la enormidad de lo que mi mujer había prometido...
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... "¡Oish!... ¡Guau!... ¡¿Y orá tú?!... ¿A dónde van a ir?"... Con aquella sucesión de repentinas expresiones y preguntas, de pronto nos sorprendió Nadia, la hija mayor de Isabel, al verla parada allí en medio de la habitación a medio vestir, por lo que apenado, creo yo mismo aún mas que su madre, me incomodé ante la súbita aparición de la niña ante tal grado de exposición del cuerpo de la mujer que le dio vida.
-¡Oye tú, niña! ¿Qué esta señora no te enseñó a no entrar a su recamara sin avisar antes?...- La amonesté antes de hacer caso a la pregunta que , aunque no iba dirigida hacia mí, me concernía.
-Aishh bueno sí... ¿Pero que tiene?... Antes de ser tu esposa ya era mi mamá...- Rió ligeramente después de contestarme apartando la atención de su madre que aprovechando la distracción de la niña, por fin un tanto abochornada de la presencia de ambos en la habitación con ella en tales circunstancias, se apresuró a arroparse con el vestido que se hallaba tendido sobre el edredón de la cama y tomándolo lo colocó delante de su cuerpo para cubrirse al menos un poco mientras yo la miraba aun sin haber podido sobreponerme de la sorpresiva revelación.
Ni menos aun cuando insistió en cuestionar al seguir inquiriendo: -¿Qué no se supone que mañana íbamos a hacer algo los cuatro con mis primos y tu mamá?...-
Por lo que intentando no mostrar ante la inocente chiquilla todo mi descontento, tan sólo me limité a crear una sinergia de ideas para que al contestarle a mi inquieta hijastra, le quedara clara mi molestia a su madre, le contesté:
-Bueno sí ese es lo que yo también suponía pero ya ves... Tu mami parece que tiene otros planes con sus amigos y mis conocidos, pero supongo que mañana iremos si no sucede otra cosa hoy o antes del desayuno...-
Continuará...
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Isabelle, Mi Recatada Esposa.
2ª Parte, Cap. 3, Introducción 1ª Escena ( - ... "No No me preguntes mas si ya sabes cuál es la respuesta" )
Antes de continuar, aquí quisiera aprovechar un breve momento, además de para agradecer a quienes hasta el momento sigan interesados en continuar leyendo toda le serie de eventos que concatenados uno al otro, me llevaron hasta el estado actual de mi matrimonio con Isabelle. Sé que no es fácil leerme, ni para algunas personas entender tanto vaivén de emociones tan encontradas, pero créanme., si no es fácil de leer , tampoco es fácil para mí escribir o intentar describir tantas escenas y situaciones tan intensamente vividos.
Sé que se alcanza a apreciar el torbellino de pasiones, antojos e intenciones por vivir cuestiones tan difíciles de entender como son la infidelidad, el anhelo de experimentar en la vida real, aspectos del alter ego que casi siempre la psique se niega querer para no enfrentarse a sí misma, de no ser que acuda a terapia para que le revelen a uno detalles de su vida que a la larga resulta que eran como uno bien ya suponía, si no es que sabía.
El asunto aquí es que tal como Psique, al ser tentado por ese deseo tan humano por conocer lo prohibido aunque se nos haya advertido de los múltiples riesgos y consignas sociales en contra de cometer actos indebidos o reprobados por nuestra formación cultural o religiosa, yo también caí en algunos riesgos sin saber bien a bien la condena que a modo de cruz a la espalda podría tener que cargar en lo sucesivo como castigo por andar jugando con fuego y provocar a la suerte.
...Pese a la incomodidad y alarma que de pronto con la ingenuidad de la animada Nadia, que sin sospecharlo había tocado un punto tan sensible de toda la situación ante la que de repente me hallaba, no supe que hacer y sencillamente quedé callado. Era cierto., tal y como lo había dicho, ella se veía absolutamente maravillosa. Parecía casi dolorosa tanta sensualidad e increíble saber o presentir que ella en vez de para mi, bajo tales pretextos y pérfidos disimulos quisiera disfrazar la realidad de haber planeado alevosamente la reunión invitando a aquel hombre que de sobra sabía que no había sido de mi agrado conocer.
Ya de por sí para mí era suficientemente enredado el hecho de que, presuponiendo las abyectas intenciones por las que Samuel súbitamente deseara agasajarnos con motivo de una fecha que bien yo sabía que a él le importaba poco menos que nada, verla vestirse de aquella manera sabiendo que lo vería., y que para complicar aún más mi confundido estado me hubiese preguntado sobre el aspecto que su cuerpo tendría debajo de lo que fuera a ponerse. Y para que encima de esto, hasta ese momento me informara que tendría que tolerar la presencia de ese sujeto de nuevo.
Lo de haberla observado vestirse me había parecido endemoniadamente seductor. Saber que lo hacía sabiendo de sobra que no solamente yo la vería o me daría cuenta de lo que había escogido ponerse debajo, era, y lo reconozco, bastante provocador e incitante. Pero el cuento ese de no tener otras pantimedias para ponerse, me había parecido excesivo y forzado... Y ya, lo de no haberme dicho de la invitación a su jefe, imperdonable... Aunque de todas formas no creo que de manera alguna al haber armado todo ese teatrito, se hubiera imaginado lo que sucedería más tarde. ¿ O sí?...
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Isabelle, Mi Recatada Esposa.
2ª Parte, Cap. 3, 1ª Escena ( - ... "Clávate, espinita clávate... Hazme esclavo., véndeme y no tengas piedad" )
Yo había salido de nuestra habitación junto con Nadia, dejando a Isabelle a solas para que terminara de vestirse y cuando la volví a ver, fue cuando ya para irnos bajó luego de despedirse de los niños., trayendo puesto un corto vestido negro estampado en detalles blancos de onduladas formas aparentemente geométricas que la envolvían con un amplio vuelo que le daba escasamente a las rodillas o poco debajo de estas; y que tremendamente escotado a la vez que abierto del frente, con un cinturón bastante grande estampado como la misma tela del llamativo atuendo, servía para cerrárselo por delante sin que se viera poco más allá de las aperturas que dejaban expuestos por la parte de arriba buena parte de su busto y de abajo sus piernas al abrírsele ligeramente al bajar la escalera.
Completando la indumentaria, y supongo yo que deliberadamente deseando dar un aire más distinguido, conservador y modesto., sin trazas de lo que llevaba puesto debajo. , de inmediato mi vista fue a parar por unos breves instantes poco más arriba de la profunda angostura que producía entre sus pechos con su bien dispuesto busto que parecía querer desbordársele fuera del obsequioso escote, y mis ojos cayeron en el elegante aderezo de perlas que junto con los exquisitos zarcillos que engalanando su rostro pendían de sus lindas orejas, la hacían lucir de lo más refinada y distinguida. Acentuando incluso todo el efecto de su bien maquillado rostro y labios pintados de color carmesí con las sofisticadas armazones de los anteojos que se había dejado puestos en esta ocasión en vez de salir con sus lentes de contacto.
"¿Qué me sucedía a mí que simplemente de mirar cómo iba vestida y arreglada para la ocasión a la que con tantas argucias me había arrimado, sin poder evitarlo en vez de continuar molesto como a cualquiera otro le sucedería, yo en cambio parecía crecerme al engaño?. Sencillamente y en tres simple palabras podía resumir que "no lo sabía". Quizás por tantos años de lecturas tan "inconvenientes" que de repente habían venido a cobrarme factura ahora me tenían atrapado.
Aunque no quería pensar mucho mas al respecto, me hallaba perdido a tal grado que en vez de reclamar u oponerme había vuelto a parecerme excitante la anticipación de todas las posibilidades que la noche podía depararnos aun cuando fuera acompañarnos el pesado hombre aquel. Y por eso cuando llegamos al exclusivo Piano Bar de Copenaghen y por fin nos reunimos en el piso de arriba con Samuel y nuestro joven amigo, me pareció hasta extraño que no la devoraran con la mirada en cuanto la vieron.
Máxime, si en el corto trayecto de el estacionamiento hacia el bar, después de haberle dicho a mi esposa lo bien que se veía y ocasionado que se sonrojara ligeramente antes de que bajara del auto y al retrasarme no más de cinco pasos del cadencioso contoneo de caderas de su andar, al ir pasando ella cerca de las mesas que algunos restaurantes tenían dispuestas para su público y comensales en general sobre la banqueta, observé la forma en que los hombres volteaban a mirarla y clavar en ella sus vistas como si prefiriesen tenerla servida en sus platos en vez de lo que cada uno estuviese comiendo al verla pasar. Y sintiendo más de cien ojos calamitosos encima del cuerpo de mi bella Isabelle, cuando de pronto de entre las mesas comencé a escuchar comentarios semejantes a "piernas, nalgas, tetas, vacas, pechos, boquitas y camas", hasta que luego de entre las voces alcancé a oír la obscenidad que uno d elos concurrentes expresó al verla pasar cerca de la mesa que compartía con otros dos tipos impecablemente vestidos.
-¡Ve nada mas esas nalgas!... ¡Mira que leches trae esa cabrona allá arriba!... ¡¿No habrá manera de que me las sirvan o me las den para llevar y comerme todo eso con calma ya en casa?!... - Y al oír tan bajo y vil comentario hacia la persona de mi mujer, me apresuré a alcanzarla lo más pronto que pude para que se dieran cuenta de que aquella señora de la que hablaban con tan soez y vulgares modos en realidad no iba sola. Aunque me preguntaba si acaso Isabelle no los habría escuchado o prestado atención a le que habían dicho de ella. Y si acaso había sido: ¿Habría sentido lo mismo o siquiera algo remotamente parecido a lo que a mí me habían producido sus desmedidas palabras?"...
Minutos después luego de aquellos angustiantes momentos vividos a menos de quince metros de nuestra mesa, al principio y durante buena parte de lo que le duró su primer trago, Isabelle se mantuvo tranquila y sumamente callada escuchando las cosas que hablaban entre Erick y Samuel, que aparentemente habían decidido no conceder gran importancia a la presencia de mi esposa en la mesa, evitando tener gran intercambio de ideas con ella. Aunque de alguna manera, a mí personalmente me daba la impresión de que como si la atmosfera que nos rodeaba se pudiera cortar con una navaja Y no fue si no hasta que llegó el pesado de Tomás que todo comenzó a ser más evidente.
- ...¡Guau! ¡Mamita!... ¿Pero si ya la vieron señores?... Que cosa tan linda... Perdona, tú debes ser Samuel... ¿Cierto?...- Saludó efusivo el moreno , prácticamente ignorándome de entrada en cuanto vio a mi esposa sentada a mi lado.
...¿Que ha habido Blanquito?- Sonriente tendió la mano hacia Erick apenas un instante previo a dirigirse ahora hacia mí con sus tremendos dientes asomándose entre los labios . -¿Qué hay hombre?., ¿como te va con esta belleza?... de seguro no te deja dormir por las noches luego de que nos invitaste a tu casa... - Y culminar su inconveniente forma de saludarnos aclarando a Samuel:
-Tú disculpa Don Samuel Penotti pero es que este amigo aquí es cosa seria... Vamos, que tú me entiendes, ¿no hermano?... Este blanquito es pura candela!... Yo soy Tomás Lanzagorta... Tanto gusto al final conocerte...- Se disculpó al tiempo en que comenzando a sentarse en la silla que se hallaba vacía justo a mi lado, me daba una palmada en la espalda, y volteando a buscar al mesero llamó su atención para ordenarle que le trajera algo de beber.
Así , pasadas mas de unas dos horas varios tragos más adelante, entre pláticas intranscendentales , bromas y puntos de vista sobre objetivos financieros y empresariales, cuando por fin me tuve que levantar de mi asiento para usar el sanitario, me encontraba ya frente a uno de los refinados mingitorios al momento que vi entrar a Tomás y dirigirse hacia el que hallaba contiguo al que yo usaba y mientras comenzaba a hacer lo propio, de pronto me preguntó si Isabelle había comentado cualquier cosa acerca de lo sucedido durante la reunión en mi casa.
-No en realidad no hemos hablado mucho al respecto- Mentí al contestarle, sabiendo de sobra hacia lo que quería él llegar.
-"Al menos no voy yo a ponértela fácil en esta ocasión"- Pensé para mis adentros antes de que me sugiriera:
...Hombre, no te pongas así conmigo... Tú sabes que yo no tuve la culpa de nada de lo que pasó... Pensé que ustedes ya lo habían hablado y que tal vez fueran una de esas parejas que... Bueno, tú sabes... Tienen un acuerdo en que la mujer puede salir a divertirse o hasta tener... Por decirlo así... Algún amiguito con el que se verse los jueves o los días en los que le toca salir a darle vuelo a la hilacha con sus amigas, como decimos allá...-
-No, bueno, pues no somos de esas parejas que tú dices.- Le contesté en el tono más sereno posible y calmado que pude. Inquiriendo enseguida mientras me dirigía hacia el lavamanos. - ¿Qué te hizo pensarlo?.
-Bueno, no sé... Lo que pasa es que allá ya es algo bastante común y por como la he visto que viste, o se porta conmigo, pues por eso pensé... En realidad no quise ofenderte mi hermano.- Pareció honesto antes de acotar:
Esa noche realmente no te vi tan molesto cuando ella se quitó la falda delante de todos nosotros, que pensé que eras de esos maridos a los que les gusta o les gustaría verla juguetear un poco con tus conocidos... Ya sabes... Y hoy por como la veo que viene vestida me supuse que también estabas de acuerdo... Disculpa que te lo diga pero es que de verdad esta tan buena como un mango maduro...- Terminó de decir dirigiéndose hacia donde me encontraba yo, ya enjuagándome las manos.
Y mientras comenzaba ahora él a lavarse, no pudo evitar comentarme:
Es que de verla con ese vestidito que trae puesto, no consigo evitar quitármela de la cabeza, ni imaginar lo que de seguro traerá debajo... -
-Bueh... ehh... ehrr... S-si...- Tan descarada honestidad me había perturbado.
Simplemente no cabía en mi cabeza poder acostumbrarme a estar frente a una persona tan temeraria que ya fuera por cuestión cultural o la mas abismal diferencia de costumbres y usos fuera capaz de hacer tal clase de comentarios al esposo de la mujer de la que precisamente estaba hablando.
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¡Daniel!... ¿Qué hay?.,. ¿Cómo te va?... - Inesperadamente una voz familiar llamó mi atención al salir de los sanitarios., en el área cercana a los teléfonos. Por lo que sintiéndome genuinamente sorprendido fuera de lugar me detuve a saludar a estas personas que me saludaban, y para cuando Tomás ya había salido, yo seguía teniendo que mandar saludos y parabienes a la esposa de Fernando., un viejo conocido que también labora con algunas instituciones de crédito.
-Pero cuéntame... ¿Tú cómo has estado?... ¿Con quién vienes?... ¡¿Tú señora?!... ¿Cómo está?... ¿Sigue tan guapa cómo la recuerdo?...- No conseguía contestar o evadir una simple pregunta cuando ya había soltado la otra.
Por más de cinco minutos me tuvo allí atorado con él al borde de la desesperación eludiendo de la mejor manera posible su intención de armar una conversación o que lo invitara a la mesa conmigo. ¿Qué podía yo responderle?... " Ah, si mi esposa esta muy bien, de hecho esta sentada con uno de mis mejores amigos, el muchacho que antes hacia mensajería en mi oficina y el negro ese que viste salir del baño tras de mí, y que desde la otra vez ha intentado encuerarla... ¡¿No quieres acompañarnos tú también con tu amigo a ver si es que lo logra o que cosas se le ocurre decirle esta vez?!"... ¡¿Qué no te das cuenta que sólo estoy siendo cortés contigo y tu amigo pero mi cabeza está en otro lado?!"... ¡Por favor déjame ir ya y no me hagas más preguntas!... Que no quiero contestar ni la veas en este momento...
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Minutos más tarde, cuando por fin sin despertar ya mayores sospechas con este amigo, logré zafarme de él, para llegar a la mesa, en donde con ansiedad encontré a Isabelle con un rostro bastante menos contento de lo que esperaba. Aparentemente habían seguido bebiendo y conversando de algo importante durante mi ausencia.
Sea lo que fuere que hablaran, mi esposa lucía afectada y un tanto inquieta o incomoda, como si de pronto algo inesperado de lo que yo no me hubiese enterado, hubiera sucedido o sido dicho mientras yo me encontraba intentando zafarme de mi conocido y a ella le molestara que yo la hubiera dejado tanto tiempo sola a la mesa con ellos.
...¡Tranquilas fieras! - Con ese par de palabras un minuto más tarde se interrumpió el silencio que se hizo en la mesa cuando sin haber yo podido enterarme de lo que pudiera tratarse que ocasionara esa extraña actitud fue el turno de Isabelle para dirigirse hacia el tocador. Y la voz no era de otro si no del rupestre de Erick que al percatarse de la manera en que los cuatro permanecíamos sentados callados mientras acompañamos el suave andar de mi esposa hasta que con todo y bolso en mano desaparecía de la vista.
-De seguro ya te contaron como se ponen las cosas en casa de este hombre, ¿verdad?...- Casi más que a modo de comentario, como una incitante promesa o invitación a ver más de mi esposa comentó el negro a Samuel, poniéndome en aprietos ante este, por lo que luego de ver a Isabelle desaparecer del pasillo, y sorprendido de haber escuchado tan volada declaración volteé a verlo tan sólo para toparme aun con las tres concupiscentes miradas perdidas tras los pasos de mi mujer, antes de que con un marcado aire de complicidad compartida entre ellos se vieran y el hombre volviera a abrir la boca para hablar dirigiéndose a todos.
- Yo digo que haciendo de lado el buen gusto que tiene acá nuestro amigo Daniel... No debe de ser fácil estar casado con una mujer como la tuya...- Expuso el punto antes de voltear dirigiendo su atención hacia mí y completar:- Cómo te decía en el baño, estar casado con una lindura como esa que hace que uno se imagine cosas, siendo que tú, sin afán de ofender, pero de verdad no tienes mayor facha de nada mas que, "la oreja que aparece en las fotos" pero nadie sabe quien era porque sólo se fijaron en la mamita del vestido cortito o que todo mundo andaba queriendo encuerar como dice Samuel...
"Si tan sólo vieras lo que ella usa debajo de esos vestidos te volvías loco Samuel... Te aseguro que ni te lo imaginas... ¿verdad Danny?...- Sorpresivamente como si le tuviera sin menor importancia quien fuera yo, se le había ocurrido soltar el inoportuno comentario delante no sólo del pedestre muchacho, si no de el hombre del que dependían buena parte de nuestros ingresos.
-No, si ya vi... - Aparentemente Samuel no queriendo quedarse más atrás se lanzó a comentar antes de declarar:
-Esas curvas no son normales ya en una mujer de hoy, y aunque este casada, parece un jarrón con esas caderas... Pero...- Hizo por fin una pausa antes de clavar en ni fijamente la vista y preguntar . - ¿A mí también me dejaras que las vea?...
-No bueno no sé Samuel... No es cosa de que yo se lo sugiera...- Intenté argumentar, explicando: -Aquella ocasión no sé qué sucedió... Creo que fue Erick que andaba de necio, pero yo no le dije nada. -Y rematar queriendo excusar:
- De ninguna manera creo que fuera correcto Samuel, o que ella aceptara de nuevo...- Hice una pausa-, O quisiera...
-¿Pues que crees?- Me interrumpió antes de soltar su determinada ofensiva Samuel. - Yo tampoco creía, pero ella nos dijo lo mismo mientras no estabas... ¿Verdad Erick?...
-¿Qué?... - Confundido pregunté. - ¿Qué les dijo, de que Erick?... ¿Eso?... Qué ni de chiste lo haría de nuevo, ¿no es cierto?...
-No., si dijo que iría si tú la dejabas... Es cierto.- Afirmó el joven abriendo los ojos mientras acompañaba sus palabras con una mueca.
-¿Ir?... ¿A dónde?... O , ¿ir a qué?...- Sin sobreponerme quise confirmar lo que bien sospechaba. Aunque de inmediato rehusé: - No Samuel, de veras no creo...
...Ay hombre, no seas así, yo sé que hoy es una noche especial para ustedes y cómo dice Tomás, y se ve, ella esta súper arregladita... Apenas me puedo imaginar cómo se verá con lo que trae puesto debajo. - Insistió impertinente el muchacho.
No, bueno, no. La cosa no es así Daniel... - Interfirió Samuel antes de invocar la cartas de vulneración que me tenía bien guardadas-. Tú ya sabes que te mandé más trabajo, y del bueno... Ese fue mi regalo de aniversario para ustedes, pero ahora que no estabas, Tomás nos invitó a su departamento a tomarnos la copa y darme unos papeles para que también les ayude a entrar al banco, pero ella nos dijo que sólo si tú no te enojabas y te lo pedíamos porqué le daba un poco de pena contigo... Lo que yo te propongo es que vayamos a su casa, nos tomamos algo con él y ya vemos si tú y ella andan de humor para que juguemos a algo... Sin compromisos.
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Apenas podía creer yo todo el embrollo en que se había convertido mi vida con Isabelle, luego de aquella noche en la independientemente de lo inapropiado o poco correcta que ella se hubiera comportado por el alcohol, solapando su conducta poco había yo hecho por que aquellos la respetaran o poner las cosas en claro después.
Pero ahora ya con tan apremiante circunstancia intentaba pensar con claridad. - "¿Me atrevería en ese momento a pararme de la mesa y dándoles un palmo de narices largarme sin más?"., "¿Me convenía hacerlo?"... "¿Cómo era posible que ella sin consultarme de nada se hubiera vuelto a prestar a ese jueguito de nuevo?"- .
"Por incorrecto que hubiera sido y yo lo hubiese permitido., una cosa muy distinta era lo que había sucedido aquella noche de manera espontanea entre mi esposa, aquel otro sujeto y mis amigos., a la infame y grotesca petición que ahora sin más reparos se atrevía hacerme aquel hombre al que hasta hacía poco había yo considerado como uno de mis mejores amigos y modelo a seguir profesionalmente" - Dentro de mi cabeza se arremolinaban entre otras, esas ideas.
-E-eh- sta bien...- Cedí ante la abrumadora insistencia e implicaciones de las circunstancias bajo las que se me hacía el ofrecimiento. Era mucho lo que estaba en juego realmente y., ¿de que otra manera podría yo negármele a Samuel después de tantos favores que le debía de alguna u otro forma?...
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-... No. Si vamos no seas payaso Daniel... La última vez la pasamos súper con Richard...- La entusiasmada voz de Erick disminuyó la incomodidad del momento e hizo que nos relajáramos un poco ahora entre los cuatro y a querer o no, nos integráramos en una plática de dinámica diferente.
Así cuando mi esposa volvió de los tocadores, aunque no notaba yo en ella distinto de aquella mujer, madre y esposa con la que hacía años me había casado para formar una familia, de alguna manera me daba la impresión de no ser la misma con la que dormía a diario, por lo que en vez de mostrarle a ella mi extrañamiento ante sus nuevas actitudes frente a los hombres y el sexo., hasta donde me fue posible me limité a ignorar su presencia. "Ya tendríamos después tiempo para hablar de lo que sucedía"-Pensé para mis adentros, sintiéndome un tanto dolido con ella.
¿Y tú, mi "Bela Isabela"?. , ¿ya todo listo mamita?... Ya quedamos con Daniel que vamos a ir al departamento con Samuel para que le muestres las propuestas que tienes.- Cómo si simplemente fuera su dueño y no yo el esposo de la mujer a la que él se dirigía ante mis propias narices le preguntó como si cualquier cosa. Y ocasionando que los cuatro pares de ojos de los hombres que nos hallábamos a su rededor, de modo simultáneo convergieran hacia su escote para acompañar el agitado subibaja que de manera profunda y sin poder evitarlo sus pechos producían con cada respiración que ella daba.
-Bueh...ehhh eno., no sé... - Finalmente Isabelle se atrevió a mirarme mientras contestaba con vacilación., y un tanto apenada ante la directa implicación y acaparamiento de sus miradas e intenciones ya prácticamente al descubierto mordió nerviosamente su labio inferior antes de tomar de su vaso y volver a ponerlo sobre la mesa para luego apartar los ojos de mí y decir:
-Es que no sé Samuel... Hoy es nuestro aniversario... Me da un poco de pena contigo y... - Dejó en el aire la contestación, pero lo cierto era que el ofrecimiento, adecuado o no que este pudiera ser, ya estaba hecho y la tensión sexual que había en nuestra mesa era por demás obvia.
-Bueno, pero si tú marido ya dijo que no le molesta... - Sin ceder un ápice presionó Tomás antes de colocar una de sus gruesas manos sobre mi hombro y azuzarme a que respondiera.- ¿Verdad que en eso quedamos?... ¿Qué vamos a mi departamento a divertirnos a bailar y divertirnos un buen rato?... CONTINUARA
E mais outra coisa importante....
ResponderEliminarA social scientist found, via his extensive research, that Portugal is in fact the most racist place on earth; especially toward African blacks! It's as if they have never seen a black person before and the Portugee culture is not only backwards (as if you steped into a time machine and went to the year 1899) but the citizens where exceptionally ignorant as well. It was as if you were talking to a wall rather than a human being.
The Portuguese also seemed to be trapped in another dimension of space and time because they kept on talking and mumbling about the past rather than the present...it was pretty sad actually. I found another website that offers a Dr.'s opinion about the racism in Portugal and why the xenophobic culture is not just promoted within VIA A MULTI-GENERATIONAL PLATFORM (passed down from one generation to the next) but also exported to everywhere else they may be living. Strange since i've never heard of racism being described that way before? The social scientist also argued that the Portuguese are experts in racism, especially in Canada and the U.S.A.
The Portuguese are anti-Spanish, anti-Angola, anti-Mozambique and anti-Brasil racists! Say NO to Portuguese XENOPHOBES everywhere on the planet! DON'T do business with them in any way, shape, or form!
In addition, a respected British journalist recently stated,"The Portuguese economy is in the toilet, and droves of it's citizens are fleeing to neighboring Spain to work just to put food on the table! Those who don't go to Spain are swimming, or jumping on bannana boats to go to Angola or Mozambique just to sell their body for cod to feed their families. The slightly better off portugee are flying to Brasil to live in a favela that is much better than the poor, decrepid conditions they live in now; at least here they can eat. It is Highly Recommend that all those who are the 'victims of constant Portuguese Racial slurs' unite and Veto these pathetic Racists, and multi-generational backward people. Attempt, if you can, to make them understand that this form of Racist behavior is NOT acceptable nor tolerated in today's modern society."
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PUTUGAL WEAK, TRAITOROUS COUNTRY NEVER TO BE TRUSTED SAYS A PORCHGEESE PERSON LIKE ME WHO FLED THE POOR, BROKEN COUNTRY TO ANGOLA TO LIVE A BETTER LIFE THAN IN THE FIFTH WORLD OF PUTUGAL!!
Remember Wiriyamu Genocide of Mozambique in modern times perpetrated by portugal (1972)??
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