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domingo, 24 de octubre de 2010

Una Esposa Modelo y Actríz de Ocasión (04)

Una Esposa Modelo y Actriz de Ocasión . ©
Adaptación * Ludo Mentis , Jordy Notebook y G. O. Tigers.
*(Adaptación de un Viejo Relato contado hace tiempo por Chezshirecat ® . Recientemente encontrado entre los archivos de la PC )

4º Capítulo
( Usada y Tomada en Adulterio )*©
Ludo Mentis , Jordy Notebook , Chezshirecat y G. O. Tigers.
A la noche siguiente, poco después de las siete y sin verdaderamente haber visto que se durmieran los niños sino más bien, encargando al pequeño con la escasamente mayor hermana de éste, Isabella se despidió de ellos indicándoles que se encontraría a menos de cincuenta metros enfrente de su casa, aunque lo que en realidad esperaba, era que la niña pudiera hacerse cargo de todo lo necesario y tan sólo llamar o acudir a buscarla si algo urgente ocurría. — Nos vemos encantos, espero que estén bien cuando yo regrese. Por favor no me esperen despiertos o vayan a buscarme a donde el Señor D’bora, que yo estaré ocupada ensayando pero pendiente de que ustedes estén bien. —
—¿Pero por que tienes que ir con ese señor si mi Papi no está? — preguntó algo inquieto el pequeño David.
— Bueno mi hijito., lo que pasa es que ya lo hablé con papá y el Señor D’bora va a darme una oportunidad para ver si puedo salir en la tele con él — Contestó ella para tranquilizarlo y que se quedase en paz junto con su hermana mientras ella volvía., aunque al hacerlo, al estarle explicando, recordó de pronto la petición que le hiciera David para que dejase de tomar las píldoras anticonceptivas y poder así darle un nuevo hermanito a su menor hijo.
Minutos más tarde, Isabella se encontraba en la sala de la casa de su vecino ensayando ya la obra al lado del siniestro hombre, hasta que después de repasar algunas líneas, el le pidió que intentasen trabajar sobre la primera escena de amor, ante la cual inevitablemente ella comenzó a ponerse tensa.
— Vamos primor, realmente no tienes por que preocuparte de nada — intentó convencerla primero para después aclararle — Es mejor que lo hagamos ahora y así tu te vayas soltando un poco más conmigo para que cuando mi amigo el productor te vea no te note nerviosa —
— E... es... tá bien — titubeó ella al principio mientras que con notorio nerviosismo volteaba a mirar a través del enorme ventanal de la sala, dirigiendo su mirada hacia las propias luces de su casa al otro lado del condominio, donde le esperaban sus niños. Y después expresó — Hagámoslo, pero eso sí, le pido por favor, que no me regañe o se enoje conmigo si me toma algo de tiempo acomodarme a la idea —
En tanto que Martín casi sin poder ocultar su sonrisa y sin poder creer lo fácil que todo estaba saliendo para él con esta mujer, decidió que quizá, lo mejor que podría hacer en ese momento era cerrar las cortinas del ventanal para impedir que ella se distrajese o desistiera de ejecutar la escena, por lo que sin más, se paró y cerró por completo el ventanal.
— Supongo que así estaremos mejor para que no tengas temores y "te dejes" ir con el personaje, ¿ no crees? — Preguntó al hacerlo, al instante en el que ella, sin decir palabra -ni darse cuenta del estado de vulnerabilidad que con ello provocara-, observaba desaparecer tras los lienzos de tergal francés, toda la seguridad de su hogar; aprovechando D’bora el momento para confirmar que en el bolsillo de su pantalón, estuviese la pastilla que, ocasionalmente, tenía preparada para ocasiones como esta y asegurar tenerla a mano por si la situación lo ameritaba.
Dirigiéndose poco después hacia un mueble cerca del comedor, de donde tomó una botella de vino y dos copas para compartir con su invitada. — No te apures encanto., ya verás como no tardas mucho en acostumbrarte y después, hasta te parecerá bien naturalitas las cosas que haremos, en la medida en que te vayas apropiando del personaje— Y comentó a la desprevenida Isabella, al tiempo que terminaba de preparar su bebida., para después comentarle algo que ella no pudo entender en ese momento, al voltear hacia ella y decirle: — Y verás como también yo me meto "en lo tuyo" antes de que te des cuenta — y todavía remató con la frase de doble sentido — Anda preciosa, toma, te hará bien —
— ¿Qué es ?, ¿ Vino ? — preguntó ella un poco preocupada, aunque sin saber por qué. Para después aclararle — No se si deba, soy malísima para esto de beber y a veces, con tan sólo una o dos copitas, me llegó a marear —
— Oh, vamos pequeña, nada te pasará con una simple copita — Contestó el hombre primero, para después intentar calmarla un poco, mientras la observaba por más de enésima ocasión en esa misma noche, acomodar el dobladillo de su falda para que no se subiese más de la cuenta, y él, fingiendo no darse cuenta de el movimiento, extendiendo la mano derecha con el delicado cristal, asegurando calmadamente — ¿ Además, que te podría pasar estando aquí mismo, conmigo, y apenas a unos cuantos metros de distancia de tu casa? —
— Bueno, está bien, pero sólo le pido señor, que no vaya a dejar que se me pase la mano — aceptó ella por fin tomar de aquella bebida.
Sin reparar tampoco, cuando después de haberla visto beber algo de la bebida, él sin molestarse mayormente por guardar mucho más las apariencias, se sentó a su lado sobre el sofá para continuar ensayando el papel.
Pretendiendo él poner atención a los diálogos, hasta que de pronto se encontraron ante el momento del texto donde se requería la unión de sus bocas para besarse. Pero en esta ocasión en vez de detenerse a comentar cualquier situación, él se acercó hacia ella para acariciarle primero el rostro y después cerrando el espacio que aún los separaba, posar sobre ella sus labios para iniciar el contacto. Apoyándolos apenas ligeramente para dejarlos allí, descansando suavemente pero sin intentar apartarlos para invadir su interior. Sintiendo en todo momento, como la bella mujer recorría varios estadios de sobresaltada expectación hasta que, finalmente, quizás debido al efecto de la bebida, comenzó a relajarse lo suficiente como para que él pudiese intentar mojarle los labios con su lengua.
— ¿ Qué tan profundamente debemos besarnos para esta escena ? — preguntó ella con candidez, tomando un sorbo más de vino cuando después de algunos instantes más, por fin, separaron sus bocas.
Para un hombre experimentado en conseguir siempre lo que quería, y saber distinguir las diferentes maneras de ir venciendo la resistencia de una mujer, las señales eran ya inequívocas y sabía que pronto tendría a esta donde él siempre había querido, para hacer con ella lo que quisiera. Por lo que tras verla beber un poco más todavía del alcohol y notando cierto estupor que parecía estar provocando este en la cabeza de su joven vecina, finalmente, antes de tomar de su propia bebida le contestó: — Bueno mi vida, pues tu verás, yo creo que en realidad, lo correcto sería que fuera un beso muy intenso y apasionado; los diálogos y el libreto así lo exigen. —
Isabella entonces, tomando un trago más de aquel vino para así darse valor y sentirse confiada en sí misma de que podría hacer lo que pudiera venir después, trató de mentalizar la situación en la que se encontraba, apartando cualquier sensación, así como la información que tenía sobre la escena que se suponía tendría que ejecutar junto con aquel hombre, y después de dar un fuerte respiro, colocó primero la copa sobre la mesa de centro de la sala, para después tomar su posición nuevamente sobre el sillón y recomponerse la falda de nuevo, al tiempo que volteando a ver a su mentor, contuvo un poco la agitación que sentía ante ese momento y terminó por decir — De acuerdo, esta bien, estoy lista para continuar —
Para que entonces Martín D´bora, satisfecho con el éxito que hasta el momento estaba teniendo con aquella confiada criatura, colocase su copa sobre la mesita lateral del sofá, y sin mayor ceremonia, apartando también el escrito sobre el cual supuestamente deberían de seguir ensayando, inclinándose sobre el cuerpo de la mujer para comenzar a besarla. Urgiéndola poco después de haber iniciado a que se dejara sentir el momento, y fuese el personaje quien ocupara su cuerpo, acariciando con sus oscuras manos toda la superficie de los blancos brazos de Isabella, para después intentar atraerla hacia sí. Mientras que por su parte, la asombrada y sumamente inexperta mujer, no atinaba a decidir que hacer en respuesta, como no fuese simplemente apartar los labios para dejarlo invadir con su lengua la intimidad de su boca.
Sintiéndose también bastante turbada por alguna extraña razón que parecía de pronto estar afectando sus facultades de sensatez y habitual razonamiento, cuando sin aún haberse acostumbrado a la extraña sensación de estar permitiendo a que un hombre distinto de su marido la tocase y pudiera besar, sintió de pronto, que este, en vez de atraerla hacia él, ahora la tenía presionada contra el respaldo del mismo sillón sobre el cual habían estado intentando ensayar sus papeles. Aceptando que él continuara besándola frenéticamente durante varios minutos durante los cuales ella no hizo más nada ya por impedirlo, hasta que en un momento dado, llegó a olvidarse de la razón por la cual encontraba con él en ese lugar y comenzó a disfrutar de la invasora humedad de su lengua y de aquellas intensas caricias que el personaje le prodigaba. Hasta que sin más, comenzó a responderle con besos, sin importar que aquel no fuera el hombre con quien ella estaba casada y de quien ella era esposa para deberle respeto y fidelidad absoluta.
— Bien, muy bien chiquita — le dijo él suspendiendo el beso por unos instantes, casi sin apartarse de ella, para luego dirigirse hacia la acalorada oreja de la mujer y murmurarle — Veo que te estás soltando un poco más y eso es bueno preciosa, pero ahora voy a mover las cosas un poco más para ponerle intensidad a la escena....— Y humedeciendo un poco su pabellón auditivo con la lengua, mientras la dejaba sentir su respiración exhalando prolongadamente, para variar la temperatura, le preguntó — ¿ Estás segura de que estás lista para lo que sigue preciosa? —
A lo que ella cada vez más confundida por los efectos de la bebida y lo que fuera que tuviese para hacerle perder la cordura, simplemente musitó dando su aprobación al tiempo que se preparaba para lo que pudiera seguir, humedeciendo sus labios un poco, apenas un par de décimas de segundo antes de que la lengua de su instructor de escena volviese a atacar su boca.
— Hummpghhh.,sluuck pliff — Se escucharon por unos momentos más únicamente los casi húmedos sonidos de sus bocas, hasta que de pronto, aparentemente imposibilitada para poder impedirlo o decirle nada siquiera, la joven mujer sintió la enorme manasa del viejo sujeto, descender de sus hombros para encontrar con ella sus fabulosos senos y comenzar a englobarlos dentro de la misma y juguetear con ellos. En tanto que con su otra mano, que inicialmente se encontrara posada sobre la parte expuesta de sus piernas cuando él iniciara su sorpresivo ataque, había comenzado a subir hacia arriba, desplazando a su paso hacia ambos lados sus muslos para separarlos y colocar sus enormes dedos entre los mismos. Cuando de pronto, Isabella volviendo por un momento a sus sentidos, se dio cuenta de lo que estaba ya a punto de ocurrir y cerrando sus piernas lo apartó con la mano para alejarlo de ella.
— L...lo sie...nto — Tartamudeó ella cuando él reacciono sorprendido ante la ya inesperada negativa — creo que e...esto es ya demasiado y demasiado rápido para m...mí.—
— ¡ No !., ¿ que pasa primor ‘? — preguntó él en tono tranquilo intentando aparentar calma, como si nada hubiera pasado, aunque queriendo saber si en realidad la ingenua mujer se habría dado cuenta de sus verdaderas intenciones antes de que el efecto de la infusión le hubiese podido causar el estado deseado. Por lo que luego insistió, en tono de verdadero profesional: — Lo estabas haciendo de maravilla... te apuesto que nadie se habría dado cuenta de que todo era actuado.
— Pero si gustas lo haremos entonces con calma a tu paso — Sugirió finalmente intentando no delatar ninguna expresión que pudiera dar al traste con su proyecto de llevar a la cama a esta hermosa mujer.
—No lo sé Señor , quizás todo esto es demasiado para mí y mejor debería ya irme a casa — Contestó Isabella sin poder contener su angustia.
—Martín ... — Contestó él — Puedes llamarme Martín mejor, conmigo, cuando estemos a solas, no hace falta que me hables de usted — le aclaró él un tanto sorprendido de que aquella mujer fuera tan inocente como para no haberse dado cuenta ya de que todo aquello no era otra cosa, sino un simple y mañoso plan para poder arrancarle las pantaletas y conseguirla como su nuevo trofeo. Y haber estado hacía menos de un par de minutos con sus manos toqueteando por todas partes del cuerpo, para incluso haber sido sorprendido por ella cuando intentaba deslizarse bajo su falda para alcanzar sus calzones., y aún así todavía no atreverse a llamarlo por su nombre de pila. Por lo que notando que difícilmente la joven madre y esposa de su vecino, se atrevería a alzarle la voz o pensar en reclamarle por nada de lo que él intentara, decidió no dar marcha atrás en su intento por conquistarla.
— Tranquilízate que nada pasó — Casi le ordenó él con tono severo, mientras que acomodándose lo mejor que pudo sobre el sillón, intento disimular el bulto que se había formado sobre la tela del pantalón, para después indicarle — Pues si es eso lo que quieres márchate y olvidemos todo el asunto este de pensar que pudieras llegar a ser una actriz —
— N...no, no es que no pudiera pero sólo es que no sé , tengo nervios de hacerlo y que alguien pudiera vernos — Le dijo ella casi suplicándole.
—¿ Ver que? — preguntó el continuando en su tono inflexible — ¿ Qué estamos haciendo o que verían ellos? ., ¿ a una mujer intentando actuar para conseguir un papel en una obra?— Para luego, levantándose de su asiento, dirigiéndose lejos de la mujer, arrancarse casi de un solo tirón la playera deportiva que llevaba puesta y mostrándole a la sorprendida mujer todo el vigor de su cuerpo aun en espléndida forma, volver a decirle — ¿ Ver qué?., ¿el cuerpo de un hombre desnudo? —
— No, no es eso, sólo que por favor t...e pedí que me dieras tiempo para poder a...acoplarme — titubeó ella al referirse a él sin hablarle de usted y tratar de no parecer demasiado pretenciosa al decirle.
— Pues es que en realidad no lo sé — Le contestó él sin inmutarse siquiera por encontrarse ya sin camisa delante de ella., para luego añadir — Talvez cómo tu dices, lo que pasa es que simplemente esto no es para ti — al tiempo de comenzar a sentir la mirada de ella paseándose sobre todo su torso.
Isabella , simplemente no podía creer lo que este acababa de hacer delante de ella, ni el cuerpo vigoroso que de repente se había revelado ante sus ojos. Sorprendentemente cuidado para la edad del señor y sin mostrar por ninguna parte de su oscura anatomía un solo gramo de grasa o músculo que pudiera estar fuera de condición. Teniendo que reconocer para sí misma aún dentro de su estupor, que definitivamente, aún considerando el color de su piel, aquel era un portento de hombre que haría voltear la vista en más de una ocasión a cualquier otra mujer.
Sintiendo en ese momento por primera vez en su vida Isabella., o al menos que recordara después de haberse casado, rebasada en su capacidad de razonar correctamente, anteponiendo a sus buenas costumbres e imagen de respetable mujer casada , el llamamiento a admirar el cuerpo de otro hombre que no fuera su marido. Descubriendo que la atractiva presencia de la atlética figura de su anfitrión le llegaba incluso a infundir miedo y temor de si misma. A tal grado que tal y cómo él mismo se lo sugiriera , por un momento, considerar seriamente el salir corriendo de aquel sitio para no volver a acercarse jamás., pero de pronto, cuando finalmente Martín le extendió nuevamente la mano para sostenérsela, al mismo tiempo en que, sonriéndole, le ofreció ayudarla para conseguir el papel. — Vamos preciosa., yo se que tu puedes hacerlo pero tan sólo te falta dejarte ir un poco más —
Haciendo sentir con aquellas palabras, que logrando calar hondo dentro de la atribulada y bastante atontada cabeza de la confundida mujer, consiguieron hacerla flaquear y volver a enturbiar sus ideas, al pensar que sin duda alguna abandonar el proyecto sería una gran decepción para si misma y todas las personas a quienes les había contado sobre la posibilidad de convertirse en actriz. Además de ser esta quizás la última oportunidad que tendría para conseguir un papel dentro de alguna obra en caso de no continuar participando con el reconocido artista. Mientras que por otra parte, demostrándole que podía hacerlo, sin duda le ayudaría en su nueva carrera., al recomendarla no sólo con su productor si no con otros amigos interesados en verla.
— A ver dulzura déjame que te explique — Le dijo finalmente al notar que definitivamente aquella confundida criatura, lo único que necesitaba era un poco más de dirección para empujarla hacia su trampa., y luego le dijo en manera por demás condescendiente hacia ella al tiempo en que tomando la botella de vino volvió a llenar ambas copas — Perdona si te parecí un poco brusco, pero es que pensé que ya estabas casi lista para hacerlo y tan sólo quería ayudarte a lograr que traspasaras tus ataduras —
— É...sta bien., por favor disculpa — Intento ella decir primeramente para cambiar un momento después — ... Discúlpeme, no se que me pasó — Y luego pedirle de nueva cuenta — ¿ P...odemos volver a...a intentarlo? —
— Por su puesto que si pequeña. — Contestó entusiasmado el experimentado hombre., acercándole a ella su copa y disponerse a sentarse sobre un exquisito diván tapizado en color cardenal, colocado a unos cuantos pasos del resto de la sala., cerca de las escaleras que conducían hacia la planta superior. Indicándole poco después que se sentara a su lado: — A ver pequeña venga acá conmigo que creo que aquí estaremos más cómodos para intentar ensayar las cosas con más calma...— tras dar un par de palmadas sobre el brocado de la finísima tela del mueble con la mano que no tenía ocupada.
De no haberse talvez encontrado Isabella tan presionada bajo los efectos del alcohol y ese momento, seguramente que hubiera actuado como cualquier mujer sensata lo hubiera hecho., pero en aquellos instantes su cabeza se encontraba hecha un mar de dudas y sentimientos encontrados, respecto a lo que era normal o inaceptable e incorrecto., pero al momento en que finalmente aceptó sentarse al lado de aquel hombre., de pronto volvió a envalentonarse lo suficiente como para pensar que finalmente todo aquello no era sino un simple papel que le exigiría interpretar el rol de una mujer enamorada perdidamente de un semejante al que le debía demostrar su amor.
Ella intentó entonces sumergirse en el personaje , aunque sin poder apartar de su mente la idea de pensar y sentir q ue finalmente todo esto sería algo muy similar a tomar el papel y actitudes de una mujer a punto de convertirse en su amante y engañar a su marido por primera vez en su vida. Pero aun así decidió que tendría que permitirse guiar y dejar hacer por su maestro, por lo que permaneció inmóvil, sin oponer resistencia cuando este después de repetir algunas de las últimas líneas del texto, comenzó a acercársele para colocar nuevamente la mano sobre sus piernas.
—Bien., así está mucho mejor encanto — Le comentó él al empezar a trepar su mano hacia arriba palpando la suave piel del muslo de la mujer — Sólo déjate llevar y verás que bien nos sale esto —
Mientras que ella ahora cada vez más sorprendida consigo misma por permitirle aquella clase de contacto y tomarse tales libertades a aquel hombre, comenzó a estremecerse sin decirle palabra alguna.
—¿ Lo ves cómo ahora ya va saliendo mejor? — Le escuchó decirle después cuando éste por segunda vez en la misma noche probó a apartarle las piernas para continuar subiendo la mano hacia su objetivo., aunque sin ella oponer resistencia alguna en esta ocasión.
— Eso es !! primor, tu sólo déjate hacer cómo si fuera en la vida real y tu estuvieras dispuesta a convertirte en mujer casi por primera vez — Le dijo el ventajoso maestro, aprovechando la repentina debilidad de su alumna, al mismo tiempo en que aplicando sobre ella su pesó, comenzó a hacerla recostarse sobre el mullido cojín del mueble, con la intención de hacerla quedar tendida de espaldas y colocarse entre sus piernas.
Entonces en ese momento., cuando de pronto ella sintió que de nuevo la calma que por unos instantes había conseguido tener, comenzaba a evaporarse para volver a sentirse culpable por estar permitiéndole acomodar en tal situación., completamente tensa al temer lo que sin duda pronto se avecinaría., él cambio el ataqué para colocar nuevamente los labios contra los suyos y volver a besarla suavemente.
Haciéndola casi enloquecer por completo ante la incertidumbre de no saber ya como intentar reaccionar ante semejante tipo de asaltos a su recato y pudor. Hasta que de repente ella sintiéndose victima una vez más de sus buenas costumbres y decoro, le pidió que se detuviera: — Alto., por favor deténgase., no así ...—
—¿ Ahora que pasa Isabella? — Le preguntó él en tono molesto para luego recriminarle — ... Sí vas a estar así toda la noche , ya mejor nos olvidamos de tu papel en la obra y mejor le digo a mi amigo que se busque otra persona que esté más segura de hacerlo. Cualquier mujer que se preciara de querer llamarse actriz, sabe que uno necesita explorar todas las posibilidades, hasta parecer que en realidad esta haciendo el amor con la otra parte, para que parezca real y no un simple intento de actuación para secundarias —
Entonces Isabella sintiendo que en realidad la oportunidad se le iba nuevamente de entre las manos, le pidió que la dejara tomar un poco más de la bebida que por un tiempo había permanecido olvidada sobre la mesita justo al lado de aquella elegante otomana. A lo que apenas levantándose un poco de encima de ella, él accedió mientras le reconvenía todavía más aunque en tono menos severo. En tanto que la joven mujer mientras apuraba de un solo trago poco más de la mitad del alcohol que había contenido aún dentro del cristal, inútilmente intentaba poner en claro por última vez todas sus ideas acerca de lo que había estado ocurriendo desde su llegada a la casa de aquel hombre. Reconociendo por una parte, que aunque, hasta el momento había estado permitiéndole cometer con ella algunos excesos que jamás había considerado ya permitirle a ningún otro hombre que no fuera su marido, por otra parte él era un actor profesionalmente reconocido por todo el mundo, a quien, al menos que ella supiera, nunca se le había conocido escándalo alguno por intentar aprovecharse de alguna otra actriz o alumnas.
—Discúlpame por última vez— Le pidió nuevamente ella tras cavilar un poco más dentro de su obnubilada mente al terminar de beberse la copa de vino., y todavía incluso más ofuscada por el vertiginoso efecto narcótico del alcohol invadiendo su torrente sanguíneo, después le prometió — Yo puedo hacerlo. Por favor no me saques de la obra y ya verás como ni tu ni tu amigo se arrepentirán de haberme elegido— Sintiendo un extraño estupor que súbitamente le hacía mover la cabeza con cierta torpeza.
— Está bien., pero que conste que esta es la última oportunidad y si vuelvo a escuchar una queja , damos por terminado el asunto y me busco a alguna otra muchacha más interesada que tu y con menos problemas para trabajar.
Entonces volteando por última vez hacía la enorme ventana tras de cuyas pesadas cortinas se podrían haber alcanzado a mirar las luces del condominio, y su casa incluida, si hubieran estado abiertas., sin preocuparse ya más por acomodarse la falda., volvió a recostarse sobre el oscuro diván, para indicarle que se encontraba lista para continuar desde el punto donde habían abandonado su ensayo.
Sentado a los pies de la atribulada mujer que ahora se ofrecía sin más para lo que él considerara necesario hacer., Martín se sonrió para sus adentros, agradeciendo su buena fortuna y se limitó a contemplar por unos momentos la figura de la qua sin duda ya alguna, pronto sería su próxima victima. Admirando mientras lo hacia, aquel simétrico par de imponentes pechos que sin poder esconderse debajo de la suave tela de su blusa, parecían simplemente ser unas colinas en espera de ser descubiertas y reclamadas para sí por sus ávidas manos. Notando también que para antes de hacerlo, tendría que apartar del camino aquella otra prenda que bajo del promontorio de tela alcanzaba a distinguirse de manera muy tenue con la forma de un brassiere de seductoras formas.
Decidido entonces a renovar el ataque sobre la ya casi absolutamente entregada mujer, Martín volvió a inclinarse sobre ella para recordarle — Tan sólo piensa que yo no soy yo, sino un hombre del cual esta mujer esta enamorada y no puede ya decirle que no a nada y se quiere entregar a él sin condición alguna — Antes de comenzar a besarla y acariciar una vez más cada parte expuesta de su cuerpo, al tiempo que, entre beso y beso, tomándole una de sus manos para acomodársela sobre su desnudo cuello, le señaló para que ella se relajara : — Y tu mujer, estás loca por mi., quieres que esto suceda y tampoco puedes apartar tus manos de mi —
Con su fuerte aliento y aroma de macho llenándole todas las fosas nasales, Isabella se dejó nuevamente besar por el hombre, al tiempo en que dejándose ir un poco más, ella subió su otra mano para abrazarlo y mover sus manos sobre su musculosa, aunque bastante oscura, espalda., intentando tímidamente acariciarlo para hacerlo sentir que ella podía responder a sus besos. Pero de repente, la aturdida mujer, aún sin darse cuenta de ello, comenzó a desvanecerse dentro de su propia cabeza y abandonándose entre sus brazos, comenzó a contestar a sus arrumacos sin objeción alguna.
— Tu aroma es encantador — Le susurró suavemente al oído él , mientras que habiendo dejado de besarla, se dispuso a buscar con sus manos, los enclaustrados pechos de la inocente, y cada vez más desorientada vecina, palpándolos tiernamente entre sus gruesos dedos, esta vez con más calma que la anterior.
Para Martín simplemente aquello estaba resultando increíble, y tampoco podía creer que después de haber buscado por medio mundo y haber conocido a cuanto mujer se había cruzado en su camino., ahora pudiera haber resultado que a la vuelta de su casa – enfrente de la misma para ser más exactos – pudiera existir una mujer, que en forma de madre casada, fuera la exacta encarnación de la persona que más hubiera el jamás anhelado tener.
Sin poder aún concebir a una criatura como ella, con aquellos formidables pechos que aún pese a haber ya amamantado a dos hijos, lograran sentirse tan fascinantes, firmes y excelsos., pronto él dejó de respirar en la oreja Isabella para rozar con sus labios su cuello y empezar a lamerlo y besarlo en su camino hacia abajo. En tanto que ella sintiéndose cada vez menos perturbada por lo inapropiado de aquel tipo de actos que ahora él intentaba sobre su cuerpo -aunque no así por las mismas caricias en si – soltó un suave gemido, que sin proponérselo ella, claramente le pudo dar la pauta al oscuro sujeto para indicarle que iba en el camino correcto.
Avivado entonces él por aquella señal intensificó la acción de sus manos sobre los senos de la ya prácticamente vencida mujer y dejando un húmedo rastro de saliva por donde quiera que iba pasando, dirigió sus labios hacia el frente del cuello para comenzar a besuquear la barbilla y abriendo la boca cuanto más pudo metersela dentro de la boca como si intentara engullirla de un solo bocado., para después soltarla y dejarla embarrada con la babosa sustancia por todos sus lados., hasta que así de repente y sin dar muestra previa de pensar intentarlo, se abalanzó hacia abajo nuevamente para encontrar, lo más abajo que el escote de la blusa de ella se lo permitió, la parte baja del cuello de Isabella y besarla casi entre la separación de los senos.
— Oh Dios mio ., hueles y sabes a gloria mi vida — le dijo entonces en un momento dado, sintiendo que la tenía ya a su merced, para continuar poco después besándole un poco más hacia un lado, en el mismo instante en que buscando ya con sus dedos, tanteó el modo correcto de desabrochar el primero de los botones de la blusa, que ahora estorbándole de manera definitiva en la obtención de su siguiente objetivo, pronto cedería a sus intentos.
En tanto todo esto ocurría., imposibilitada ya de pensar de una manera correcta, la desconcertada Isabella simplemente parecía estar ya en otro mundo, permitiendo a su cuerpo que mandara sobre su conciencia., sin poder ella impedir lo que fuera que la desmedida pasión de aquel hombre intentara hacer con el mismo., intentando únicamente utilizar la escasa cordura que aún le quedaba dentro para idear una digna manera de salir del embrollo en el que se encontraba metida, por si acaso él rebasaba las nuevas fronteras que ahora le había ido cediendo, pero dudando ya poder evitar la cada vez más inminente seducción y conseguir detener sus siguientes avances si éste no se detenía pronto.
Martín se encontraba cada vez más excitado y su potente virilidad ansiosa por entrar en combate., mientras que por su parte Isabella ahora empezaba a sentir la jugosa humedad de su más íntima hendidura desbordarse hacia la finísima tela de sus blancas pantaletas y parecía haber principiado a esparcirse sobre el refuerzo de algodón de las mismas. Por lo que intentando aún encubrir su pudor femenino, evitó deliberadamente encontrar con sus ojos la mirada de aquel ordinario bellaco y se abrazó más fuertemente hacia él., pero sin atreverse a impedirle que continuara palpando a placer con sus manos toda la suave redondez de sus senos., en tanto que continuaba desabrochando el siguiente botón de la blusa y seguía con la boca pegada hacía la nueva porción de su piel que se mostraba ante él para ser cubierta de besos.
Encargándose ya poco después él de abrir el siguiente botón., hasta terminar por llegar al que se encontraba cerca de la cintura de su falda y tras detenerse apenas un breve momento zafarlo de un solo tirón y apartarle de par en par ambos extremos de la prenda que separó hacia ambos lados de sus pechos, para contemplar finalmente su obra maestra de haber casi ya despojado por completo a la mujer de aquel pedazo de tela y descubrir ante su vista por fin de esa manera, la encantadora pareja de encapuchados globos de carne que debido a la brusquedad de su anterior movimiento y lo agitado de su respiración entrecortada, tan sólo lograron captar aun más su atención., sin sospechar por si mismos que dentro de apenas unos cuantos segundos más serían exhibidos ante la enardecida y turbia mirada de aquel hombre., que al verlos desnudos por primera vez se avorazó sobre ellos para pellizcarlos y morder suavemente los sonrosados bornes de sus dilatados pezones.
— Vaya vaya, pero si mira nomás que bonitas cosotas las que tenías escondidas aquí dentro — Le dijo en un momento que aprovechando para acomodarse nuevamente entre las piernas de la atontada mujer, él se separó de ellos por un breve instante, dejando caer poco después todo su peso sobre el cuerpo de Isabella. Dejándole sentir por primera vez al hacerlo, apreciar toda la magnitud del tremendo bulto, que de tanta excitación y sabiendo que aquella mujer sería suya., amenazaba ya con perforar la gruesa tela del pantalón. Deteniéndose así por unos cuantos momentos para dejarla acostumbrarse a la presencia de su enorme paquete.
Hasta que de pronto, levantando todavía un poco más la cabeza para separarse de ella, y poder contemplar su reacción al hacerlo, inició él un movimiento hacia abajo, para poco después dirigirse hacía arriba, arrastrando la falda junto consigo mismo bajo gran corpulencia y empujarle todo aquel envoltorio contra la empapada separación de sus piernas y dejarla sentir cada vez más cerca su aún contenida virilidad. Ocasionando con ello que Isabella presa ya del momento y de sus propias naturales reacciones, entreabriendo los labios, intempestivamente exhalara soltando un ahogado suspiro al sentir su calurosa arma aproximándose hacia donde hacía tiempo que ningún otro hombre había estado.
Isabella entonces, sintiéndose bastante apenada consigo misma por no haber podido contener aquel inequívoco signo de su derrota ante él, intentó por un momento excusar su reacción, alegando para sus propios adentros, que todo esto lo permitía pos intentar salir adelante con su idea de ser alguien famosa de quien su esposo y sus hijos pudieran sentirse orgullosos y que aunque aquel hombre había conseguido hacerla sentir aquella delirante sensación, ella aún no había sido infiel y si lo proponía podría detenerlo en cualquier momento en que se lo propusiera. Aunque sabiendo muy en el fondo que en realidad aquello no era del todo cierto., y confirmando aquel terrible temor de reconocerse a si misma que hacía ya varios minutos atrás que había perdido el control de las cosas., cuando sin haberse tampoco dado cuenta del momento en que hubiera iniciado., de repente se percató del hecho de que lentamente había comenzado a mover la pelvis para buscar un poco más la fricción de aquel bulto contra la tela de sus pantaletas.
—¡ Eso es !!., muévete así Mamita ... — Le azuzó él — Busca mi garrote y pónmelo bien duro para que te pueda coger bien rico con él — Continúo murmurando entre dientes al sentirla perderse.
— No se si tus tetas o como te mueves es lo que más me gusta de ti., pero si sigues así me voy a salpicar dentro de los pantalones en cualquier instante— Le soltó después el burdo comentario. Consiguiendo que en respuesta ella, en vez de pararlo y salir corriendo de aquel cuarto, como seguramente hubiera hecho hasta hacía unos cuantos minutos., ahora arqueara la espalda para ofrecerle sus senos y que él volviera a mamarlos.
Sin duda alguna que aquella mujer había ya dejado de pretender que jugaba a actuar con aquel hombre., y sabía que él la deseaba, pero de pronto al sentir que se encontraba perdida entre sus brazos y con él entre sus piernas., nuevamente alguna voz interior la hizo pretender negar lo innegable. Por lo que intentó decirle — No., no debemos de ha...... ahhhhh — Sin conseguir terminar cuando sin haber estado preparada para ello, inesperadamente sintió que los dedos del tal D’bora a tientas empezaban a toquetearla sobre la ya de por si húmeda protección del refuerzo de tela de sus pantaletas.
— Vamos primor., lo estás haciendo muy bien, sigue soltándote que ya casi lo tienes ...— Le dijo él pretendiendo darle a entender que para él hasta ahora todo aquello había sido únicamente parte del juego de su personaje. Aunque sin siquiera pensar por un solo instante en apartar de ella sus dedos., que para ese momento parecían haberse adueñado del área y habían comenzado su ataque invasor, jugueteando con el borde elástico de la entrepierna de las pantaletas, para después probar a hundir suavemente la punta de uno sólo de ellos contra la empapada entrada de su hendidura junto con la tela que se suponía que debería de estar allí para protegerla en vez de convertirse simplemente en un casi mudo testigo de la inminente profanación de su intimidad.
Situación ante la cual embebida dentro de aquel remolino de sensaciones encontradas, Isabella ya no supo que hacer como no fuera sencillamente dejarse llevar nuevamente por todo aquel torrente de cálidas sensaciones. Sin darse cuenta mientras lo hacía de cuan peligrosamente se encontraba ya a punto de ser tomada por aquel hombre., quien sin siquiera terminar de desvestirse , se había limitado a desabrochar su pantalón y abriendo la portañuela del zipper, extraer el embravecido falo que de inmediato brincó en busca de acción.
Isabella sintió entonces en ese momento, cuando él, habiendo acabado de extraerse su miembro, volviól a intentar recostarse sobre ella., que todos aquellos bruscos movimientos le indicaban que se encontraba en una posición peligrosa y fácil de ser tomada por aquel hombre., por lo que sin comentarle nada intentó acomodarse de lado para poder así detenerlo si es que acaso este intentaba ya hacer algo más decidido sin consultarle primero., encontrándose naturalmente con que esto le resultaba imposible hacer, debido al gran peso de él sobre su delicada figura. Limitándose entonces ella a solamente ir buscar con su mano la de él, que aún se encontraba palpando por todas partes su zona más íntima, con la sola intención de calmarlo un poco y poder contener de esa manera los intentos que ahora él hacía por apartar de una buena vez la pantaleta hacia un lado. Encontrándose en vez de con aquella mano o incluso los dedos de ésta, con la más fulminante sorpresa que pudiera recordar desde que estaba casada, al toparse con la gruesa arma de amor de aquel hombre.
Por lo que buscando apartarse de ella, como si en vez de un pedazo de carne viva, hubiera tocado más bien un carbón encendido, lo más pronto que pudo intentó apartarse de aquella barra candente pero sin poder conseguirlo cuando sin darle tiempo para hacerlo, Martín colocó sobre la de ella su mano para impedírselo y hacerla rodearla con sus finos dedos. Al tiempo que le decía — Eso, así tómala entre tus dedos y siente ya como me tienes nada más de puro querer clavártela hasta donde nadie te la ha dado nunca antes —
Sin poder ella hacer otra cosa más que dejarlo hacer con su mano una empuñadura para después comenzar a deslizarla a todo largo y lo ancho de aquella tremenda estaca., mientras que dejando de tocarla con su otra mano por encima de las pantaletas, se levantó sobre sus rodillas para incitarla a mirarlo mostrándole aquel miembro que ahora le hacía manosear y después para hacerla voltear preguntarle morbosamente. — ¿ Habías alguna vez visto una de este tamaño? —

—N...no — Contestó ella tímidamente, después de sobreponerse a la indigna y lacerante pregunta., simplemente no pudiendo caer de su asombro al tener dentro de su mano agarrado aquel duro órgano masculino de tan sorprendentes medidas que le costaba creer que hubiera sido real al tocarlo, pareciéndole más bien como si toda aquella barra de oscuro color, hubiera más podido ser una gruesa barra de chocolate o caramelo macizo a punto de derretírsele entre los dedos. Pues sin duda alguna, aún cuando dentro de su turbada mente le costara y sintiera vergüenza al reconocerlo., aunque le hubieran hablado de ellos, nunca había visto o sentido semejante tipo arma viril. Ya que tanto la del padre de la niña que escasamente podría haber rebasado los 15 o dieciséis centímetros de longitud., como la de David, quizás un del mismo largo, aunque si bastante más gruesa, en nada se comparaban con el tremendo vigor y presencia de aquel gran instrumento que ahora ella tenía sujetado como un bebe a la mamila que espera succionar.
— Pues ¿ que crees encanto? — preguntó entonces él al tiempo en que soltando de entre sus dedos la mano de ella, divertido observó como sin presión alguna Isabella, continuaba masajeándole el miembro candente , para después comentarle — Ésta es tu noche de suerte por que casi sin ir más lejos de casa , vas a probar lo que se siente tener dentro de ti a un hombre por primera vez—
— N...no, no puedo — titubeó ella al decir para luego intentar explicarle volteando a mirar hacia la cortina que los mantenía prácticamente aislados del resto del mundo — No, por favor no., no puedo., mis hijos... —
— Ni ellos ni tu marido o algún otro vecino tienen por que enterarse a menos que tu se los digas — Le contestó vilmente, apartando ahora la frágil mano de ella que continuaba aferrada a su miembro, notando al hacerlo la sobrecogedora e inquietante visión de poder contemplar ojos los finísimos dedos de la sorprendida esposa de su vecino y el resplandeciente brillante que adornando las delicadas falanges de aquella mujer, parecía titilar con la sola intención de hacer incluso aun más grande la afrenta de ser sorprendido en ese momento decorando la portentosa rigidez del falo de un hombre distinto al que inicialmente lo colocara en aquel sitio como símbolo de la devoción y rectitud que su poseedora jurara hacía ya algún tiempo para asegurar que desde antes y a partir de ese momento Isabella jamás le sería infiel y se cuidaría de no empañar con sus actos o pensamiento su imagen., y que sin embargo ahora simplemente sufría la peor de las deshonras a la que un anillo de compromiso pudiera enfrentarse, al engalanar la pérfida mano de una mujer que sin tener cuidado de lo que en realidad pudiera significar aquella reliquia, osaba llevarlo puesto al momento de tomar la enhiesta erección del hombre que pronto se convertiría en su amante. Permaneciendo allí cómo un simple y pervertido ornato sin más valor que el de incitarle aún más a marcarla de una vez y por todas como una simple y vulgar adúltera.
Él terminando por fin de contemplar aquel morboso contraste de los tiernos dedos de la dama soltando su incandescente aparato sexual, se sonrió divertido para después, llevarla a pasear con su mano por debajo de los testículos cargados de semen y hacerla frotarlos con el suave tacto de sus yemas, hasta que sintiendo agitarse sus enormes y aterciopelados sacos de macho, comenzó a temblar de placer y se dispuso a cambiar de estrategia antes de que fuera demasiado tarde.
—... A ver Mamita, ven para acá para que puedo yo dártelo — Se expresó él al tiempo en que soltando su mano se dispuso a terminar de levantarle la falda con sendos tirones que dio a la prenda para hacerla resbalar bajo sus nalgas, hasta terminar por colocarla enrollada sobre sus caderas, dejando a la vista también, además de la atrevida exhibición de su más intima prenda, que sumándose a la sensual panorámica de la provocativa hondonada que su ombligo producía sobre el parcialmente descubierto y palpitante vientre de la mujer.
— Vaya vaya, pero si mira nada más que tenemos aquí !! — Señaló el al contemplar las suaves pero incitantes curvas de su estomago y la tenue franja de aterciopelada pelusa de melocotón que partiéndola en dos a la irregular y accidentada geografía de su vientre, parecía ir ensanchándose y aumentando de intensidad conforma se acercaba hacia abajo., hasta desaparecer repentinamente bajo la tela del calzón femenino.
— De saber que tu también usabas calzoncitos como los que usan mis tías, te hubiera prestado algunos de los que tengo guardados allá arriba y que han dejado olvidados mis novias o amigas a veces cuando vienen a verme — Profirió el sumamente vulgar y mezquino comentario. Antes de comenzar a jalonearle la prenda, para, no contento con ello, después añadir en tono un tanto más fastidiado: — En fin que se le puede ya hacer., habrá que buscar entre tus demás prendas por algo más sugerente., o sino comprarte algo que te lo pongas y te haga lucir un poco más cachonda y moderna para la obra o los siguientes ensayos —
— Si ten...go — Tartamudeó ella — p...ero es que estos son más com...m.... — No pudo terminar la desorientada y cada vez más aturdida mujer terminar de ofrecer la torpe , y sumamente fuera de lugar disculpa, cuando sin rematar él sus comentarios, poco después de atenazar entre los dedos el borde elástico de la prenda para comenzar a bajarla hacia su pubis, le dijo —... A ver mi vida, veamos que guardas tan escondido aquí abajo.— Sabiendo Isabella que ahora ya todo estaba perdido y muy pronto la despojarían de aquella última protección ,que aunque ahora ya deshonrada y mancillada por los continuos avances y toqueteos de aquel invasor sobre su delicada superficie., por lo menos durante algún tiempo había pretendido cumplir cabalmente la tarea de mantener a resguardo su más velada intimidad femenina. Sirviéndole ya en ese momento únicamente para intentar, de precaria manera, contener y mantener bajo el tejido sus jugos de hembra dispuesta para el apareamiento., y que estos casi no se esparcieran sobre las piernas o alguna parte de cuerpo de aquel violador.
— E...eso ., así esta mejor — Exclamó él cuando notó que aun pese a aquella lucha entre la naturaleza y los principios morales Isabella, que se inclinaba una vez más hacia su favor., con cierto dejo de abochornada congoja reflejado el rostro., y apoyando ella levemente sus tacones sobre el diván para elevar sutilmente los glúteos, le facilitó la tarea de bajárselas y despojarla finalmente de la femenina prenda, hasta hacerla descender hacia los muslos y dejarla enrollada alrededor de sus piernas.
— Pero si mira nomás que animalito peludo tenemos aquí — Soltó él, el burdo aunque sumamente inspirado comentario, gustoso de poder apreciar por vez primera los incitantes vellos pubicos de Isabella, que de manera por demás incitante le indicaban la proximidad con su tan ansiado sexo. Enderezándose todavía un poco más de su posición sobre el cuerpo casi totalmente desnudo de ella para, después de contemplar todavía un poco más el territorio recién descubierto y en espera de ser conquistado por él., tomándola entonces por los tobillos alzarle las piernas.
— N...no., no debemos — Titubeó ella, apenas balbuceando, al sentir la vulnerable posición en que había logrado situarla con aquel movimiento., haciéndola quedar totalmente expuesta ante él para disponer a acercar ahora hacia ella su miembro. Y después intento explicarle — Mi esposo... No he tomado mis píldoras... P...o...dria quedar embara...ahhh...za...aaah...ada—
Apenas alcanzó a terminar de decirle cuando soltando un suspiro, la apesadumbrada vecina, sintió la firme carne del miembro de aquel abusivo entrar en contacto con su feminidad para hacerle notar la reciedumbre de su grueso miembro. Pero él ya no estaba escuchando realmente razones y si acaso, conocer las posibles consecuencias de aquel ilegal ayuntamiento carnal , solamente sirvieron para estimularlo aun más.
— No te apures mi cielo que no tengo intenciones de andar dejando hijos regados por el vecindario — Le contesto él para tranquilizar a la casi ya totalmente vencida mujer con la intención de no perder más tiempo , aunque sintiéndose particularmente incitado a poseer a la desventurada mujer, después de haber escuchado la providencial advertencia.
—Aquí vamos mi cielo. — Fue su siguiente expresión antes de tomar su erección entre sus gruesos dedos para dirigirla más firmemente hacia la entrada del refugio amoroso de la mujer para comenzar a apartar con la punta sus pliegues., y tras soltar un resoplido al sentir la humedad y tibieza de aquel cuerpo rodeándole el glande., decirle entre dientes — A terminar la escena primor. Vamos a ver que tan a fondo puedes manejar este papel !!! — Al tiempo en que con la otra mano sujetó más sólidamente las piernas de ella contra sus hombros y hacerla flexionarla hacia atrás hasta serle posible acercarse lo suficiente a su rostro como para después de contemplar la incitante belleza de sus facciones en ese preciso momento, darle un último beso e iniciar el asalto definitivo hacia su intimidad. Consiguiendo apenas introducir la cabeza del miembro y un par de centímetros más dentro del ajustado canal en el primer movimiento.
— Oooouuughh, aaaahhhhg — Isabella exhaló boquiabierta , al sentir los labios de su vagina separándose para recibirlo, aunque sin poder acomodarlo del todo en aquel primer movimiento debido a su extraordinario tamaño.. Por lo que sintiendo él también la intensa fricción que aun pese los caldos secretados dentro de la cavidad, resultaron insuficientes aun en ese momento para facilitarle el acceso. Martín decidió disminuir la intensidad de aquella primera embestida para permitirle a ella acostumbrarse a su voluminoso instrumento.
Él estaba estirándola hasta el límite, cómo nunca antes había ella sentido dilatarse las paredes de su vulva para intentar recibir un miembro., tocando por dentro lugares de ella que simplemente no recordaba jamás haber sido tocados al mismo tiempo de aquella manera, hasta que sintiendo disminuir el intenso roce inicial de las femeninas membranas sobre la circunferencia de su erección, que parecían ajustarse a esta como una mano a un guante., por fin él comentó: — Oh madre santa, estás como nueva...!!! Si no conociera a tu marido y tus niños juraría que tuviste algún accidente y por eso no hay sangre!!! ...—
Empujándose después de soltar el soez comentario, todavía mas dentro del cada vez más resbaloso y desprotegido orificio ., mascullando entre dientes — Es difícil pensar que con lo ajustada que estás aquí abajo hayas tenido ya algún niño .— Y repetir un par de veces más aquel movimiento hasta que finalmente toda la longitud de su miembro quedó alojada dentro de la ajustada envoltura que ella le ofreció para cobijarle. Ocurriendo todo esto apenas una fracción de segundos antes de que Isabella sintiéndose totalmente llena con aquella masculinidad encajada en su ser, de pronto sintió todo su cuerpo tensarse para estallar poco después con un estremecedor orgasmo. Sin haberle sido necesario siquiera que él comenzara a fornicarla en forma con su punzante aguijón.
— ¡ Whhhhoooahh !!! , Mammiiiiita chiquita, chiquiitahhh, chiquita!!! — Repitió el casi gruñendo al sentirle colapsarse alrededor de su miembro — Que rico me lo aprietas allá adentro — Sin que ella pudiera acabar de creer lo acababa de suceder con su cuerpo., primero aceptándolo todo entero dentro de sí y luego sin haber podido evitarlo, habiendo explotado ante él como nunca le había sucedido antes con su marido tan rápido., habiendo únicamente terminado de penetrarla con su virilidad.
Sin embargo., apenas unos segundos más tarde y sin aún haber podido recuperarse de aquel primer orgasmo., comenzó a sentirlo crecer todavía más dentro de ella conforme aumentaba él la intensidad y frecuencia de sus embestidas., por lo que con algo de la lucidez que aun conservaba, con preocupación le pidió titubeante: — No!!!., por favor p...are., tiene u...sted que sacarlo, va a terminar y.... quedaré embarazada ...., por favor no quiero que e...so suceda...—
Ocasionando que por lo menos aquel hombre rompiera el acompasado vaivén y fuerza de sus acometidas por unos momentos para buscar paso menos violento al que ya estaba teniendo., En tanto que Martín un tanto complicado en sus propios pensamientos por primera vez en la noche., se debatía intentando pensar con claridad sobre las consecuencias reales de lo que pudiera pasar a si no se retiraba a tiempo. Mientras que por la otra parte., el deseo por saciarse y alcanzar el éxtasis dentro del cuerpo de aquella mujer y regarla por completo con su potente esperma y gozar impregnándola, era una tentación demasiado grande para poder resistirla. Pero entonces al escucharla gemir una vez más, ella misma le hizo decidir su destino. Comenzando a vaciarse sin poder contenerse mas tras un par de embestidas que lo mandaron fuera su propio control.
Por fon había sucedido lo inevitable y tras emitir unos ahogados gruñidos, el formidable órgano viril de Martín comenzó a desparramarse dentro de la desprotegida matriz de Isabella, rociando su interior con la semilla creadora de vida que él había fabricado para ese momento, regándola en fuertes y sucesivas oleadas que disparadas salieron de la punta del miembro para ir a inundarla. Terminando finalmente cuando habiendo vaciado ya casi toda la carga del espeso liquido., acompañando una final embestida con un fuerte estertor, lanzó una última descarga. — Oaaaaaghghrrrrrr ...—
— Oh noooo. Noooo, un condón por favor, no debe... Por favor ponga...se... Ohhh., no debehhhh.... — Trató ella totalmente fuera de tiempo decirle, reprochándose a si misma por no haberse dado cuenta antes de la inminente eyaculación del malvado hombre sino hasta ese terrible momento., cuando ya todo era tarde y éste absorto por el extremo placer de haber alcanzado el orgasmo., se clavó lo más hondo que pudo en la femenina hendidura, arrancando a la agobiada mujer una nueva explosión de placer al sentirlo tan profundamente en su interior como ningún hombre antes que él se había encontrado dentro de ella. Haciéndola arquear toda su espalda por unos instantes., mientras que todo su cuerpo se tensaba y relajaba para después acogerle, sin ella poder controlar la involuntaria reacción de sus músculos y todo su ser.
—Oooohhh siii, si ahí te va todo dentro so putaaahh!!!, tomalos todos y siente como te dejo cargada ohh ohhhsiihh.!!!.. —Fueron las finales palabras que aquel salvaje espécimen profirió al descubrir aquellos espasmos de su vagina alrededor de su miembro., hasta que satisfecho ya , dejó vencer todo el peso de su cuerpo encima de ella, doblando incluso aún más al hacerlo, las extenuadas piernas de la mujer sobre sus pechos durante algunos minutos para descansar un poco sin reparar en la incomodad que al descargar su pesada humanidad sobre la delicada anatomía de Isabella producía en la mujer, hasta que completamente aturdido por su palpitante cerebro, terminó por liberarlas para dejarse caer de costado apoyándose sobre el borde del mueble, sin extraer del todo su miembro, que permaneció parcialmente incrustado dentro del mancillado orificio.
Ella pudo sentir todas aquellas descargas de la pesada y candente sustancia, fluir batiéndose en la profundidad de su violentada matriz., mientras que intentando apartar de su cabeza cualquier pensamiento sobre el oscuro tabú que acababa de cometer con aquel hombre, acongojada por todo lo sucedido entre ellos, tuvo que reconocer para sus adentros que la fuerza de su poderosa descarga había resultado ser algo que ella no había experimentado nunca antes al lado de su marido., y para conmemorarlo de manera callada su cuerpo, sin siquiera darse ella cuenta de ello., involuntariamente sus músculos vaginales parecieron contraerse sobre el ya agonizante miembro para ordeñar hasta las últimas gotas de jugo que este pudiera aun ofrecerle.
Cuando después de algunos minutos, por fin volvió ella a bajar a la tierra de la nube en que aquel tipo la había puesto a flotar, bastante apenada consigo misma por las reacciones y suspiros que se había dejado arrancar., de pronto como una lápida que amenazara venirsele encima volvió a pensar en las posibles consecuencias que aquel inmoral apareamiento podría traerle consigo si alguien llegaba a enterarse del mismo. Especialmente para la relación con su marido si, como ella ahora temía, pudiera ella haber quedado preñada con la infame y oscura semilla de aquel hombre. ¿ Como le explicaría a él o al mundo tener un hijo de piel morena., siendo ella tan blanca como David?.

2 comentarios:

  1. Excelente relato, como ya te he comentado otras veces. Pero sigo reiterando la continuación de estos relatos. Asi como la continuación de secretos y memorias de una madre. Eres un escritor excelente, animkate a continuarlas.

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  2. Excelente relato. Donde puedo encontrar la continuación?

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